Malicia: barra de filtrados

Donde el café invoca lo que duerme ♨️

Escondida entre los pliegues del Centro Histórico de Puebla, donde la piedra calla y la noche escucha.

Nació como barra trashumante —una sombra que se colaba en bares, terrazas y conciertos, donde la música cubría lo inexplicable.
Y luego se ancló.
En una esquina que parece misteriosa incluso a plena luz del día.
Una lámpara que parpadea. Un silencio demasiado denso para ser inocente.

Malicia no sirve café. Lo invoca.
No mezcla vino ni cocteles. Conjura.

Javier y Cynthia.
Él: devoto del café.
Ella: sommelier y alquimista.
Ambos: fundadores de un ritual que no quiere complacer, sino provocar.

En esta barra de filtrados cada taza es un espejo oscuro. El café proviene de productores mexicanos. Se honra lo que arde bajo tierra.

Malicia no quiere que te sientes.
Quiere que te entregues.
Que bebas lo que no entiendes.
Que escuches lo que no suena.

Aquí el arte interviene. La música, la imagen, el cuerpo, el verbo.

En una ciudad cada vez más lisa,
Malicia eligió la grieta.
Y desde ahí,
te observa.