Cholulatte

Café bonito 🤍

El espacio es un respiro: blanco, marfil y madera natural, una combinación que deja que la luz entre y lo llene todo. No hay distracciones, solo la calidez de lo bien diseñado y el aroma a espresso recién hecho flotando en el aire. El sonido del café vertiéndose en la taza, el primer sorbo que acaricia el paladar, el calor que se acomoda entre las manos.

Aquí, el café no se apura. Sin botones, sin automatismos, solo agua, presión manual y la maestría de quien conoce su oficio. El método Flair nos regala un espresso desnudo, sin intervención, con la pureza de lo bien hecho. Cada extracción es un pequeño ritual, cada taza un acto de paciencia.

La vida pasa rápido, pero un buen café la acomoda. En Cholulatte, hay quienes llegan por la mañana, buscando el primer sorbo que los despierte, y quienes se quedan en la tarde, cuando la luz se filtra suavemente entre las mesas y la rutina se hace más llevadera. Aquí, el tiempo no corre, reposa.

Hace un año comenzó esta historia y, como todo lo bueno, sigue creciendo. Creciendo en cada taza servida con pasión, en cada visita que se convierte en un hábito, en cada pausa que se vuelve necesaria.

Cholula late, latte bonito.